LA DEPRESION POST PARTO
LA DEPRESION POST PARTO
La depresión es un mal que aunque
muchos no vemos está presente y quizás esta en personas cercanas a nosotros,
pero que quizás no nos percatamos. Existe un tipo de depresión que es la depresión
post parto, de la cual quise hablar un poco ya que hace poco que soy madre y sé
que en nosotras las mujeres ocurren muchos cambios en este proceso tan hermoso
que es la maternidad, pero si bien es hermosa para algunas madres no lo es
tanto cuando tienen que enfrentarse a este monstruo de la depresión, pero debo
decirles a esa madres que están pasando por eso, que este es como el monstruo
de Monsters Inc., que lo vemos grande y que asusta pero que es uno que podemos
enfrentar, con la ayuda necesaria, con paciencia y buscando dentro de nosotras
las fuerzas y los motivos para hacerlo.
Lo primero de todo es ponerle un
nombre y un rostro a lo que vas a enfrentar, no podrás darle una bofetada a
algo que no tiene rostro, ni podrás llamarle sino tiene nombre, así que vamos a
ponerle su nombre y vamos a conocerle.

Existe un tipo de tristeza
puerperal o ¨baby blues¨ que suele aparecer a los pocos días de dar a luz, que
se relaciona con llanto, sensación de tristeza, insomnio, falta de apetito,
irritabilidad, pero que desaparece así como apareció por lo general no dura más
de 2 semanas, esta no te genera síntomas de ansiedad ni preocupación, es
considerado como algo normal.

Pero porque aparece este, si esta
es una etapa tan maravillosa, bueno existen diversas causas, como trastornos
depresivos previos o algún cuadro que haya presentado la persona antes del
embarazo, la falta de apoyo por parte de la pareja o de los familiares, ya que
se está muy susceptible, recordar que con el embarazo tenemos una descarga
hormonal grande y que luego que la mujer da a luz hay una reducción brusca de
los niveles hormonales en sangre lo que podría producir algún tipo de desequilibrio
químico a nivel cerebral, además otros factores como estar sometido a
situaciones estresantes durante este proceso, se ha relacionado también la
falta de apoyo socioeconómico, es algo que a muchas mujeres preocupa, porque
las mujeres somos planificadoras de por sí.
Así describiríamos al monstruo
pero como cada enemigo siempre buscamos sus puntos débiles, como mujer creo
fielmente en que debemos apoyarnos unas con otras y si vemos a alguien cercano
presentar alguno de estos síntomas encender la luz de alarma y dar nuestro
granito de arena.
Para salir de este cuadro se deberá
contar con el apoyo de la pareja, familiares y amigos, pero muy importante
visitar el psiquiatra para que haga el diagnóstico definitivo, sin miedo, hay
muchas personas que les da vergüenza ir al psiquiatra por miedo a que les digan
loco, recuerden que la depresión es una enfermedad y que las enfermedades
mentales deben tratarse como se trata la diabetes o el cáncer, sin un
tratamiento adecuado ira empeorando.
Generalmente se usan medicamentos
antidepresivos en conjunto con psicoterapias, terapias cognitivo conductuales
que ayudan muchísimo a la paciente a sobrellevar su cuadro y que le dará pautas
a seguir para auto ayudarse, el tratamiento no es de por vida, he conocido
personas que han llevado el tratamiento farmacológico por unos años y luego se va retirando paulatinamente.
Hay que recordar que no es una
varita mágica y que no es de hoy para mañana, por eso hable de paciencia, sin
desesperarse porque la desesperación genera ansiedad que para nada ayuda a la mejoría
del cuadro.
Si conoces a tu enemigo y ya
sabes que con terapias y medicamentos se mejora, ya tienes las armas para enfrentarlo,
olvídate de lo que dirá la gente, es tu vida y la de tu hijo, y si tienes que
tomarte una tienda de medicamentos completa para sentirte mejor y disfrutar tu
bebe hazlo sin miedo, no dejes que nadie te ponga un estigma por ser lo
suficientemente valiente para enfrentar una enfermedad que puedes tratar.
Ahora disfruta esta nueva y
hermosa etapa de la maternidad
Biblografia
Navas O. (2013), La depresión
post parto. Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica LXX, 608(639), pp.
640-642
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